viernes, agosto 08, 2008

El valor de la Amistad

TEXTO BÍBLICO: PR. 17.17; 27.5, 7 y 17

Los cimientos que sostendrán a una edificación son la parte más importante de una estructura que se construye. La preparación del terreno que albergará los cimientos y la adecuación de este es parte del proceso a seguir.

Los materiales que se utilizarán, como se unirán para hacer los cimientos, así también como los encargados en construirlos, como los que ejecutarán la obra, son elementos importantes que intervienen en el proceso de levantar una edificación.

Pero no basta que todo esto intervenga nada más: los dueños de la edificación se asegurarán de que la obra se levante de la mejor manera. Por ello, también deben encargarse de supervisar el proceso de la construcción meticulosamente; que cada aspecto de la construcción se ejecute de la forma como se planificó en el proyecto, conforme a los estándares de calidad establecidos tanto por las normas internacionales como las locales, para el levantamiento de edificaciones. Serán ellos quienes den el aval o el rechazo de cada proceso que se ejecuta dentro de la edificación hasta la finalización de esta. Si bien es cierto pueden surgir imprevistos, pero ellos tomarán la decisión sobre como resolverlos.

La amistad conlleva un proceso similar: Es necesario que se prepare el terreno de las relaciones interpersonales; también es debido conocer que elementos la consolidan y que debe hacerse para mezclar bien cada uno de esos elementos que intervienen para que las relaciones sean las mejores con nuestro prójimo, en particular con los amigos. Pero es fundamental para ello tener en cuenta el consejo de la Palabra de Dios sobre como debe consolidarse una amistad.

Es por ello que hay tres fundamentos esenciales que otorgan a la amistad un valor incalculable: El amor incondicional, el respaldo en todo momento (sobretodo en los difíciles) y la disposición de escuchar las palabras que se necesiten y deban oírse (aún siendo estas desagradables a nosotros). Cultivarlos debidamente, garantizan que la amistad entre dos o más personas se consolide y está sea una ventaja en todo aspecto para los que intervienen. Pero todo bajo la supervisión del Espíritu Santo, cuya intervención garantiza la cohesión de cada elemento.

La mayoría de nosotros sabemos que el amor que Dios tiene por el hombre es el amor “ágape”, dicho en otras palabras: te amo a pesar de… Ese es el amor de Dios. Y dice el proverbio 17:17: “En todo tiempo ama el amigo y es como un hermano en tiempo de angustia.”

Cuando llegan las temporadas oscuras en la vida, es ahí donde realmente surgen o se quedan los que realmente nos aman. Surgen, porque muchos de los que a veces creemos que no nos tenderán la mano lo hacen, valoran de gran manera la siembra que hemos hecho en ellos con nuestra amistad; se quedan los que realmente nos aman, porque la adversidad es la mejor oportunidad para sacar lo mejor de uno para apoyar a otros… y también para mostrar agradecimiento cuando al que se le ayuda nos tendió la mano anteriormente. Pero es mejor cuando un amigo lo hace desinteresadamente sin esperar nada a cambio.

Recuerdo una vez que un hombre tenía un problema legal muy difícil, a tal punto que un día de repente la policía llegó a su casa a capturarle. Así fue, siendo aprehendido frente a su familia se lo llevaron a las bartolinas de la policía, pero no tenía dinero para pagar un abogado. La familia acudió a un viejo amigo del hombre, que es abogado, pero prácticamente se desligó del caso, no quiso tomarlo manifestando evasivas a la familia alegando la dificultad del caso. Desilusión.

Cierto tiempo atrás un joven hizo una gran amistad con el hombre ahora preso, pues le apoyo en cierta forma mientras el joven asistía a la universidad, cuando el estaba estudiando su carrera para ser abogado. La familia pensó en pedir ayuda a este joven, pues a estas alturas de su vida, ya era un profesional reconocido en el área. Este sin dudarlo aceptó el caso, sin prenda alguna a cambio y en menos de dos días el hombre gozó de su libertad.
La persona menos esperada dio lo mejor de sí para mostrar su agradecimiento al hombre. Y también aquel hombre en este momento tan difícil solamente contó con quienes realmente se manifestaron como incondicionales: su familia.

Jesús nos mandó a que nos amaramos como el nos amó: "Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros, como yo os he amado.”(Juan 15:12).

La palabra usada para “améis” y “amado” en el griego original es la misma: “agapao”, que es ese amor incondicional de Cristo, en acción cada día, por cada uno de nosotros y este es el segundo gran mandamiento. Un amigo ama incondicionalmente, hasta en el momento más difícil.

No puede dejarse de lado el siguiente ejemplo: David y Jonatán. Mientras David era perseguido por el padre de Jonatán, Saúl, siempre mostró su apoyo incondicional en los momentos difíciles cuando David era perseguido por Saúl. Después de la muerte de casi toda la descendencia de Saúl, incluido Jonatán, David insistió en mantener ese pacto con su amigo, de tal manera que el único descendiente de ese linaje, Mefi-boset, le fue hecha misericordia por parte de David, honrando el pacto que hizo con el padre de este, Jonatán. Mefi-boset comía en la mesa del rey David, en honor a ese pacto.

Además del respaldo que debe darse durante los tiempos adversos un amigo sabe que es necesario decir las cosas a su amigo, cuando estas no están bien.

Dice el Pro 27:5 – 6: “Mejor es reprensión manifiesta que amor oculto. Leales son las heridas que causa el que ama, pero falsos los besos del que aborrece.” Y el versículo 17 del mismo capítulo dice lo siguiente: “El hierro con hierro se afila, y el hombre con el rostro de su amigo.”

En más de algún momento a una persona se “le erizó la piel” debido a las palabras que le dijo algún amigo respecto a una situación que no estaba bien. Sí, en el momento fue lo peor, molestó al receptor del mensaje, pero después de la efervescencia del momento y con calma, reconoce que el amigo tiene razón. ESA ES UNA HERIDA LEAL.

Alguien que no pasó de noche su bachillerato o preparatoria o high school (como guste llamarle), recordará que en sus clases de física o ciencias le enseñaron sobre el rozamiento entre superficies.

En la interacción entre dos superficies existe un factor llamado coeficiente de fricción, que se produce al estar los cuerpos en movimiento o en reposo. De este concepto puede aprenderse algo interesante: el valor de este factor es menor cuando la superficie entre dos cuerpos es del mismo material (por ejemplo entre hielo-hielo), por eso en los trenes antiguos se usan rieles de los mismos materiales de las poleas que mueven los vagones. Dirá, “bueno, eso le hace perder más capacidad de frenado”, es cierto, pero el frenado es menos traumático para ambas superficies al ser del mismo material, y generalmente produce un menor desgaste entre ambas.

Cuando con los amigos “nos afilamos el rostro” el proceso de aprendizaje de nuestra vida es menos desgastante, traumático, pues la lealtad entre amigos prevalece. Y, ¿Cómo se nos garantiza esto? con la presencia del Espíritu Santo en nuestras vidas, el cual solamente Cristo nos lo da: “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga y os hará saber las cosas que habrán de venir.” Juan 13:16. Solamente el Espíritu Santo garantiza la cohesión de estos elementos basados en la comunicación entre amigos, y es quien nos da el discernimiento sobre como actuar en cada situación de nuestras vidas. Si bien el texto se refiere a otro tema, pero nos indica lo que hace el Espíritu con nosotros: nos guía a toda verdad. Solamente es el Espíritu Santo quien ilumina realmente el camino que debe seguir una amistad; como actuar ante lo que nos gusta y no nos gusta de nuestro amigo no lo aclara de la mejor manera, si tenemos comunión con Él.

Estos cimientos que sostiene una amistad son necesarios para tener una amistad sincera, pura y sana, pues habrá momentos buenos y malos los cuales probarán de gran manera la lealtad de nuestros amigos y la nuestra también, para comprobar sobre que fundamento hemos construido.

Cada amigo que tenemos es un regalo que Dios nos da y debemos valorarlos, cultivar, sembrar bien en cada amistad para recoger los frutos deseados por todos, pues los beneficios están a la vista. Pero existe otra pregunta: ¿Tienes al mejor de los amigos, A Cristo? Si tu respuesta es no o no lo sabes, te invito a que le abra las puertas de tu vida para tener una relación con Él y además te de Salvación y Vida Eterna. Deseo ayudarte con las siguientes palabras de oración para que las repitas audiblemente y Él te escuchará, hazlo de todo corazón, con mucha convicción y aclarará tus pensamientos:

SEÑOR JESÚS TE DOY GRACIAS POR TOMAR MI LUGAR
EN LA CRUZ DEL CALVARIO; TE PIDO PERDÓN POR CADA
UNO DE MIS PECADOS, QUE ME LIMPIES CON TU SANGRE;
CREO QUE R ESUCITASTE Y VENCISTE A LA MUERTE;
DESEO QUE ME GUIES PARA SER LOS MEJORES AMIGOS
Y TE INVITO A QUE ENTRES EN MI VIDA
Y ME MUESTRES EL AMOR DEL PADRE.
GRACIAS PADRE POR TU AMOR. EN EL NOMBRE DE JESÚS.
AMÉN

Si hiciste o no esta oración queremos ayudarte en tu nueva amistad con Cristo (o que la tengas) y enseñarte sobre el Gran Amor que Te tiene el Padre. Contáctanos y será un privilegio servirte.

Aportacion de Pastor Steven Cortez
Iglesia El Paso, Asambleas de Dios
steven.kortez@gmail.com, pasionsv@hotmail.com

1 comentario:

Anónimo dijo...

Esta algo denso el brother